viernes, 16 de enero de 2009

EL PERONISMO COMO REVOLUCIÓN

*Por Norberto "Croqueta" Ivancich

viernes 9 de enero de 2009
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Todo proceso de transformación de una sociedad que involucre un cambio de sus estructuras para crear condiciones de mayor justicia social, es revolucionario.
Por eso el peronismo es una revolución.
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Esa transformación fue operada por el peronismo en los niveles político, social, cultural y económico de la Nación. Quizás ninguna más evidente y conflictiva que la emergencia de una nueva clase social: los trabajadores, con el lógico reacomodamiento que obligó a los sectores sociales que conformaban el “país decente”, aquél que no llegaba a entender quiénes eran y de dónde salían los protagonistas del 17 de octubre.
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El “soberano” al que había que educar para que supiera participar, el “proletariado”, que debía tomar conciencia de clase para hacer la revolución, irrumpía no sólo en las calles, sino en todos los lugares de la sociedad argentina y ponía en crisis todos los principios sobre los que dormía un país sin capacidad de cambio.
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No en vano sus detractores usaron la palabra “aluvión” para fotografiar la realidad de esa época. Una democracia de masas, directa, la ocupación de un espacio político, las organizaciones sindicales, los derechos cívicos de la mujer, los cambios políticos y jurídicos, convalidados siempre por mayoría absoluta, dieron a esta Nueva Argentina un claro cariz de ruptura y de choque con el “país eterno” de las concepciones liberales.
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La transformación económica expresada en el rol activo y planificador del Estado, y en la creciente participación de los trabajadores en la distribución de la riqueza, cerraba el ciclo de un liberalismo ya inexistente desde la crisis mundial del año 30.
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La cultura, entendida global y materialmente (como acceso concreto a las cosas) y no reducida a la simple alfabetización, sufrió un profundo cambio dirigido a crear una conciencia nacional y social que acompañara al proyecto de hacer una gran nación.
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El peronismo, o sea las masas peronistas, aparecía en todos los aspectos de la vida del país. Sus opositores no podían menos que verlo como totalitarismo, desde el momento en que les resultaba omnipresente, y como un personalismo, ya que Perón sintetizaba todas las nuevas formas de expresión política.
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Para muchos, la idea estática que asocia revolución y muerte, les impidió visualizar el hecho de fondo que era una revolución en marcha desde el poder de las masas, del Estado y del gobierno sin derramamiento de sangre.
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Toda revolución es nacional y popular. La realiza un Pueblo que constituye una Nación. En ella no hay antinomia entre sus objetivos nacionales y sociales. No hay Patria sin Pueblo, ni Pueblo sin Patria. Inútil buscar las revoluciones burguesa y socialista, son la Revolución Francesa y la Revolución Rusa.
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De la misma manera, sólo se puede ser partícipe y asumir una revolución en la vida: la que realiza el Pueblo al que uno pertenece. Por eso, las revoluciones ni se exportan, ni se importan. El peronismo no es el modelo para Cuba, ni el castrismo para la Argentina. Un pueblo que tiene que importar su revolución, no se la merece.
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Fragmento del Ensayo "La Revolución Peronista" Publicado en CUADERNOS ARGENTINA RECIENTE, Nº 2, junio de 2006.
Norberto Ivancich: Compromiso y reflexión. Escritos y memoria de un intelectual del Peronismo.
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*Para recibir mayor información sobre la vida y la obra intelectual del compañero, Norberto "Croqueta "Ivancich, pueden ingresar a los siguientes sitios:
http://www.argentinareciente.com.ar/
http://www.croquetadigital.com.ar/

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